Los gobiernos del sudeste asiático han estado atrayendo a las empresas extranjeras con mano de obra más barata, exenciones de impuestos y logística mejorada a medida que los problemas de Covid de China continúan. Sin embargo, los analistas dicen que países como Malasia, Tailandia, Vietnam e Indonesia lucharán durante mucho tiempo para igualar la red de cadena de suministro integrada y profunda de China, según describe un reporte de SCMP.
Los fabricantes globales han extendido sus apuestas al sudeste asiático, mientras las empresas en China se preparan para mayores dificultades inducidas por el Covid y por las sanciones arancelarias de EE.UU.
Tras una tormenta de advertencias de compañías extranjeras, China finalmente cedió en su estricta política de Cero Covid que provocó protestas masivas el año pasado. Pero su reapertura podría ser demasiado tarde ya que las complejas cadenas de suministro que tardan varios años en integrarse se alejan del país, o al menos, se diversifican, según los analistas.
Apple, Samsung, HP y Dell están avanzando con costosas mudanzas de parte de sus operaciones a fábricas en el sudeste asiático, con la vista puesta en el largo plazo. Otras empresas más pequeñas tales como fabricantes de calzado, ropa y juguetes también se están reubicando atraídos por una mano de obra varias veces más barata que en China.
EL botín del ASEAN
El sudeste asiático es una rara buena noticia económica en un mundo hundido bajo la crisis inflacionaria y la amenaza de recesiones superpuestas, aunque el Banco Asiático de Desarrollo pronostica que el crecimiento de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) también se desacelerará a un 4,7% en 2023 a medida que la demanda mundial de los consumidores se debilite. Aun así, se espera que conforme la cuarta economía más grande del mundo para 2030 con un mercado de consumo de US$4 billones que se esfuerza por atraer a los inversores.
En Tailandia, destaca la inversión en infraestructura en el Corredor Económico del Este a lo largo de la costa este, donde los polígonos industriales albergan líneas de ensamblaje de vehículos eléctricos, empresas de biotecnología y aviación, además de exenciones de impuestos corporativos de cinco a ocho años para empresas extranjeras
Por su parte Malasia observó en 2022 un aumento interanual del 32% en la fabricación de productos electrónicos. Los fabricantes globales de chips se dirigieron directamente al país, con Intel invirtiendo US$7.000 millones en una planta de empaque de semiconductores en Penang e Infineon Technologies construyendo una unidad de fabricación en Kulim con una inversión de poco menos de US$2.000 millones.
Vietnam, donde Apple fabrica sus AirPods y otras partes del iPhone, también ha tratado de llevar a casa su ventaja de costos para superar a China en una variedad de productos de bajo valor. En 2021, las propuestas de inversión extranjera directa en el país aumentaron un 9% interanual a US$31.150 millones, la mayoría de las cuales se destinaron a fabricar productos como calzado, productos electrónicos y electrodomésticos, incluidos AirPods y otros complementos para iPhone. Ya en 2021, el país superó a Bangladesh para convertirse en el número 2 del mundo en términos de cuota de mercado de exportación de textiles y prendas de vestir, detrás de China. Además, conforma la principal zona de producción de las principales marcas internacionales de calzado Nike y Adidas.
Indonesia, rica en recursos, que se ha beneficiado del auge de los precios de commodities como aceite de palma, carbón y níquel, planea aprovechar la demanda futura esperada de vehículos eléctricos. Desde 2014, el país ha facilitado que las empresas compren terrenos en zonas económicas especiales, donde obtienen una gran cantidad de beneficios fiscales. La surcoreana LG y la japonesa Panasonic ya han invertido en este país.
El retiro estadounidense
Se debe contar además que casi un tercio de los inversores estadounidense- asustados por la constante tensión entre ambos países- redirigieron sus inversiones destinadas a China a otros países, de los cuales el sudeste asiático, según los analistas, se ha vuelto más barata y segura. En mayo de 2022, Biden dio a conocer el Marco Económico del Indo-Pacífico de EE.UU. en el que los miembros de la ASEAN acordaron unirse a los pesos pesados económicos de Norteamérica, Australia, India y Japón con el objetivo de crear cadenas de suministro resilientes. Lo que ha sido interpretado como un movimiento para reducir la dependencia de China.
La autoconfianza de China
Los líderes de China siguen siendo optimistas de que el gran tamaño de su mercado de consumo, así como su extendida mano de obra calificada, tecnología y conectividad y años de experiencia en la construcción de áreas de nicho superarán a sus rivales regionales emergentes. Es más, a pesar de las disrupciones pandémicas que ha sufrido, los analistas dicen que es probable que China siga siendo un actor dominante debido a su combinación de fáciles regulaciones, impuestos bajos, infraestructura sólida y sentido de fabricación.
Si bien es probable que China sufra la pérdida de algunas manufacturas de bajo valor, debido a que ya no ofrece una ventaja en costos, seguirá siendo difícil de superar en una serie de productos especializados. No obstante, es poco probable que el aumento de las infecciones en todo el país a raíz de la abrupta relajación de las medidas anti-Covid por parte de Beijing haga que el sector industrial vuelva a la normalidad en el corto plazo.
"Esperamos que las condiciones de fabricación sigan siendo turbulentas en el corto plazo", dijo Sarah Tan, economista de Moody's Analytics. De hecho, la actividad de las fábricas de China se contrajo por tercer mes consecutivo en diciembre, la más pronunciada en casi tres años.
Comentarios